El siguiente caso muestra la situación de un hombre de 59 años de edad que presentaba una mordida abierta de todos los sectores de la arcada dental. Los únicos dientes que tenían contacto eran los segundos molares. Dicha situación le producía un aumento de la dimensión vertical fisiológica (cara alargada) al impedirle «terminar de cerrar la boca». A pesar de que nuestro paciente no tenía ningún trastorno disfuncional temporomandibular (ni muscular ni articular), se le propuso rehabilitar su oclusión estática y dinámica de manera ideal, proporcionándole de este modo una mejor función masticatoria y estética facial.

Tras un detallado estudio realizado en un articulador semiajustable mediante la toma de registros interoclusales, arco facial y modelos diagnósticos, le propusimos a nuestro paciente tratar su situación mediante la colocación de implantes en la posición de los molares, previa extracción de dichos dientes al no ser posible su mantenimiento en el plan de tratamiento rehabilitador, y coronas dentales en todos los dientes remanentes.