Se presenta el caso de una mujer de 40 años con el canino superior izquierdo incluido y con el diente temporal, que le incomodaba estéticamente, de pronóstico incierto. La paciente deseaba mejorar su estética por lo que, como tratamiento de elección, se recomendó un tratamiento ortodóntico-quirúrgico para exponer y traccionar del canino permanente para llevarlo a su posición ideal una vez exodonciado el temporal. Lamentablemente, dificultades técnicas y deseos de la paciente obligaron a interrumpir el tratamiento y a valorar otra opción terapéutica.

Puesto que el pronóstico de supervivencia del diente temporal era incierto, se recomendó su extracción y posterior reposición mediante un implante dental. El poco volumen óseo de la zona produjo su fenestración con la exposición del extremo apical del implante durante su colocación quirúrgica. Simultáneamente, se realizó una regeneración del defecto con el empleo de un injerto óseo particulado y una membrana de barrera para garantizar un buen pronóstico a largo plazo. Tras la cicatrización, se realizó la rehabilitación protésica implantosoportada mediante una corona ceramo-metálica atornillada a la plataforma del implante. El resultado fue muy satisfactorio.