El seno maxilar es una cavidad neumática encerrada entre huesos del macizo facial y abierto a las fosas nasales, en las que drena las secreciones producidas por su revestimiento mucoso. Parece ser que interviene en la limpieza y humidificación del aire inspirado y como caja de resonancia.
Durante toda la vida está en lento crecimiento y no responde a un patrón genético, sino que experimenta una clara influencia ambiental, sobre todo vinculada a la ausencia o preservación de los dientes maxilares con los que se relaciona.
En algunos casos el seno ha crecido tanto que el espacio existente entre el reborde alveolar y su suelo es insuficiente para colocar implantes de una longitud adecuada para recuperar los dientes perdidos.
Para solventar estos problemas realizamos la técnica de elevación de seno maxilar, que pretende acceder a esta estructura anatómica, despegar y elevar la mucosa que la recubre y colocar un injerto óseo entre ésta y el suelo. De este modo, se gana el espacio necesario para la colocación de unos implantes adecuados.
Cuando únicamente es necesario introducir los implantes hasta 3 mm en el interior del seno maxilar, accedemos a él por el mismo lecho donde los colocamos. La finalidad de esta técnica, conocida como de Summers, es la de romper y desplazar el piso hacia el interior de la cavidad con la colocación del implante, manteniendo la integridad de la mucosa sinusal. Durante su colocación, el extremo apical del implante eleva el hueso y la mucosa sinusal sobre éste, de manera que se consigue elevar la mucosa sinusal hasta 4 mm.
Cuando se necesita elevar más de 3 mm accedemos a él haciendo una pequeña ventana en su pared lateral. Tras la realización de ésta accedemos a la mucosa sinusal y la elevamos los milímetros necesarios para conseguir el espacio que será ocupado por el injerto óseo. En función de la cantidad y calidad del hueso alveolar residual, se podrán colocar los implantes simultáneamente o en una segunda fase tras la maduración del injerto sinusal.