Retratamiento quirúrgico de un queratoquiste maxilar recidivante

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Durante una revisión rutinaria de un paciente varón de 69 años de edad se observa la presencia de una tumoración asintomática en la mucosa vestibular a la altura del canino y primer premolar superior izquierdo. Según nuestro paciente la tumoración la tenía desde hacía muchos años atrás pero «como no le dolía» no le dio importancia. Tras descartar un posible origen infeccioso dental se le recomendó eliminar la lesión mediante un enucleado completo y realizar un estudio anatomopatológico.

El resultado del SDPOMF fue de queratoquiste odontogénico, lesión maxilar de unas características histológicas y clínicas muy diferentes a cualquier otro quiste de la cavidad oral, en concreto por su alta tasa de recurrencias. El paciente fue avisado de que nuestro tratamiento había sido muy simple para este tipo de quiste y de que la posibilidad de recidiva se encontraba superior al 50%.

Como era de esperar, a los 6 meses nuestro paciente acudió a la clínica de nuevo por una recidiva de la tumoración. Tal como se le había informado con anterioridad, esta vez fue reintervenido mediante otra enucleación de la nueva lesión, pero en esta ocasión se le realizó además un curetaje mecánico y químico del lecho quirúrgico.

Al año de la intervención no existe recidiva del quiste y se aprecia una excelente regeneración ósea del defecto postquirúrgico. A pesar del buen resultado que presenta por el momento, nuestro paciente es revisado cada 6 meses puesto que la posibilidad de recidiva no es nula, aunque si inferior al 15%.

Situación inicial

Situación al año de la reintervención. No se observan signos clínicos de recidiva

TC realizada al finalizar el retratamiento quirúrgico. Nótese el defecto óseo resultante

TC del año de la reintervención. Se observa una excelente regeneración ósea

Los queratoquistes derivan de remanentes de la lámina dental por lo que no se originan a raíz de ningún diente aunque si del epitelio que los forman. Su incidencia entre todos los quistes maxilares se encuentra entre el 8% y 12%. Aunque nuestro caso se localizaba en el maxilar, su localización habitual es el ángulo y rama ascendente de la mandíbula. Éstos presentan un lento crecimiento, aunque algunos alcanzan un gran tamaño, introduciéndose entre los ápices de los dientes (situación que dificulta el tratamiento quirúrgico) que pueden incluso llegar a desplazar. Conviene señalar que la presencia de múltiples queratoquistes en un mismo individuo puede estar asociado al síndrome de Gorlin, trastorno hereditario caracterizado por una alteración del gen PTCH localizado en el cromosoma 9.

Los fragmentos analizados tras nuestra primera intervención correspondían a una pared conectiva fibrocelular con focos de infiltrado inflamatorio crónico linfoplasmocitario, acúmulos de cristales de colesterol y células gigantes multinucleadas asociadas. Se reconocían varios nidos epiteliales odontogénicos con queratina. Los fragmentos estaban revestidos por un epitelio poliestratificado con paraqueratosis corrugada y disposición en empalizada de la capa basal con células polarizadas. Este epitelio estaba desprendido focalmente de la pared conectiva.

Imagen anatomopatológica de nuestro quiste

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