Regeneración de hueso y tejido blando en Implantología

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La pérdida ósea periodontal, la recesión gingival, la extracción dental y el uso a largo plazo de prótesis removibles suelen producir defectos alveolares, tanto de hueso como de tejido blando, que evitan la colocación de implantes de una manera óptima. Por fortuna, las continuas innovaciones en las técnicas quirúrgicas y los avances en la comprensión biológica de las técnicas regenerativas han llevado a una mayor capacidad de predicción para reconstruir los defectos del reborde alveolar.

El hueso es un tejido único que tiene la capacidad de regenerarse por completo a sí mismo. Sin embargo, debido a su estructura rígida calcificada, tiene requisitos específicos que deben respetarse para lograr su regeneración. La nueva formación ósea es, en esencia, dependiente del establecimiento de un suministro adecuado de sangre a través de una nueva angiogénesis, a la vez que mantiene una fijación o estabilización rígida para la formación ósea. Cualquier micromovimiento de los segmentos de hueso durante la cicatrización genera la interrupción del suministro sanguíneo y un cambio morfológico en el tipo de tejido que se forma (tejido conjuntivo fibroso). La técnica de Regeneración Ósea Guiada (ROG) pretende excluir a las células indeseables del espacio a regenerar mediante el uso de una membrana, protegiendo el coágulo sanguíneo, lo que permite que se establezcan las células osteogénicas. Puesto que el mantenimiento del espacio es un requisito indispensable para la regeneración, se han utilizado materiales de injerto para facilitar la formación ósea dentro del espacio a regenerar, permitiendo que se dé el crecimiento óseo posterior y el reemplazo del injerto por hueso vital.

Las dehiscencias son deficiencias óseas en la dimensión horizontal del hueso que expone la parte coronal del implante, a la vez que mantiene suficiente volumen óseo alrededor del resto de las superficies del implante. Cuando son pequeñas suelen tratarse durante la colocación del implante, ya que éste queda estabilizado por medio del hueso nativo.

Por otro lado, y respecto al tejido blando periimplanterio, la mucosa queratinizada tiende a encontrarse anclada con más firmeza por fibras de colágeno al periostio subyacente que la mucosa no queratinizada, que tiene más fibras elásticas y tiende a estar movible en relación con el hueso subyacente. Por ello, cuando hay una carencia de tejido queratinizado, los pacientes tienden a quejarse de dolor y molestias al realizar los procedimientos de higiene bucodental. Esta situación favorece la contaminación bacteriana del implante y, por ello, el desarrollo de periimplantitis, enfermedad en la que se produce pérdida del hueso de soporte, y que puede conducir finalmente a la pérdida del implante. Los síntomas por esta carencia se alivian al incrementar la cantidad de tejido queratinizado, firmemente unido, alrededor de los implantes mediante injertos de tejidos blandos.

A continuación, se presenta el caso de un hombre de 68 años de edad con ausencia de los molares inferiores derechos. En la zona del primer molar la cresta alveolar presentaba un defecto horizontal tipo dehiscencia. Respecto al tejido blando, no existía suficiente anchura de encía adherida para rodear por completo los futuros implantes y, además, los dos premolares presentaban recesiones y abrasiones radiculares por un cepillado traumático. El tratamiento consistió, en una primera etapa, en la colocación de dos implantes regenerando simultáneamente el defecto horizontal del implante 4.6. Además, se realizó la cobertura radicular de los premolares 4.4 y 4.5. Unos meses más tarde, se procedió a la toma de un injerto gingival de la mucosa palatina que se trasplantó a la zona edéntula con el objetivo de incrementar la anchura de encía adherida. Tras la curación, se expusieron ambos implantes y tras la cicatrización de la mucosa periimplantaria se fabricó la prótesis. El tratamiento se desarrolló sin complicaciones y el resultado final fue excelente.

Situación inicial. Nótese el defecto del reborde alveolar en la zona edéntula y las recesiones gingivales en los dientes 4.4 y 4.5

Imagen intraoperatoria. El implante 4.6 presenta una dehiscencia ósea. Las corticotomías favorecen el aporte sanguíneo para una óptima regeneración

Estabilización de la membrana, que cubre el injerto óseo y la exposición coronal del implante, con micropins

Exposición de las ramificaciones del nervio mentoniano tras realizar la maniobra de Rehrmann, previamente a la sutura

Situación tras unos meses de la ROG. Nótese la ausencia de una adecuada anchura de encía adherida sobre la zona edéntula y el recubrimiento radicular completo en el premolar 4.4 y parcial en el 4.5

Imagen tras la sutura de un injerto gingival de la mucosa palatina

Situación a los 2 meses. La anchura de encía queratinizada es excelente

Pilares de cicatrización de los implantes. Éstos se encuentran totalmente rodeados de encía adherida

Aspecto de la mucosa periimplantaria tras retirar los pilares de cicatrización

Situación final. Las coronas implantosoportadas reponen los molares 4.6 y 4.7

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